viernes, 2 de julio de 2010

Lo efímero del tiempo

[...] Hay noches que debieran ser la vida.
Intensas largas noches irreales
con el sabor amargo de lo efímero [...]

Felipe Benítez Reyes lo sabe perfectamente. Entiende cuánto de volatilizable es el tiempo, cómo de rápido pasan los segundos, los minutos, las horas. Las noches. Los días. ¿Cuántas veces no te has parado a pensar en la rapidez de la manecilla de un reloj que nos hace dejar el pasado a tan sólo un segundo atrás?, o nos deja el futuro a tan sólo otro tic tac.

La rapidez del paso de los segundos depende de la intensidad que tú mismo seas capaz de imprimirle a cada milésima. Es lógico, y en Sevilla esto se puede explicar perfectamente pensando en la rapidez que pasa una tarde mágica de primavera. El Domingo de Ramos los relojes que marcan el ritmo de la vida se paran, Sevilla desempolva su alma y saca su propio reloj. La vieja Híspalis se convierte en un enorme escenario barroco y todos los sevillanos, actores todos, damos forma al viejo rito, a la antigua costumbre. El ritmo de la vida en este día no atiende a dicciones, es hora de que el corazón de la ciudad empiece a latir al son de un ronco tambor.

Pese a que somos capaces de abstraernos y de crear nuestro propio sistema de medicción del tiempo -en este día, en esta semana, las horas no las medimos con minutos, las mediremos con horarios de paso, con cientos de nazarenos, con chicotás de ensueño-, pese a ello, el tiempo y lo efímero que puede llegar a ser nos ganará la batalla. Pese a que no entenderemos de minutos, el día acabará tal y como empezó. Se pasa tal y como llega, en silencio y de puntillas. El tiempo nos vuelve a ganar la batalla, y nosotros luchamos contra él a nuestra manera, pero no lo conseguimos.

Es una noche previa a un examen, comienzas temprano el estudio pues queda mucho por delante. Apenas has avanzado ya tres temas cuando te sorprende el primer canto de un gallo. No has conseguido terminar de estudiar y el alba irrumpe en tu habitación. El tiempo ha pasado. Tú has pasado con él. Pero él, siempre te ganará la batalla.

Hay noches mágicas que debieran ser la vida, hay momentos que deben permanecer siempre en nuestra memoria, en nuestra particular cajita de recuerdos. Es hora de tomar consciencia de que el tiempo te atrapa y te empuja hacia su particular tobogán. No te puedes resistir, lo hará con tu ayuda, o sin ella.

No hay comentarios: