domingo, 2 de junio de 2013

'Espía de Dios': la facilidad de lectura, necesaria

Hace no muchos días me enfrentaba a la lectura de mi segundo libro dibujado por la pluma de Juan Gómez-Jurado, un escritor amante de las redes sociales, de los que interactúa contigo y que te resuelve cualquier duda de sus obras si lo necesitas.

La primera bajo el imperativo de sus palabras en la que me sumergí fue 'La leyenda del ladrón', para mi gusto mucho mejor que la que atañe a este artículo, pero es que por el único hecho de discurrir en Sevilla ya la obra ha ganado por goleada. Sin embargo, la segunda tampoco está nada mal.

Sin querer analizar en demasía este libro -oye, di ya cuál es, ¿no?; ah sí, sí, claro, me refiero a 'Espía de Dios'-, me quedo con la gratísima sensación de haber leído un texto de fácil manejo, que engancha y cuyos puntos de giros -aunque muchas cosas se intuyan, como en cualquier best seller- te harán no querer dejar de leer el siguiente capítulo.

Por tanto, estamos ante uno de esos libros necesarios en la literatura actual, tan denostada por una sociedad que huye de esos papeles apilados y encuadernados con bonitas y coloridas pastas. Es un libro que engancha, que no aburre, fácil de entender y por el que cualquiera volvería a darle una segunda oportunidad a la siempre necesaria tarea de la lectura.

¿Un fragmento con el que quedarme?, sí por supuesto:

"Detrás de esta Iglesia, hecha de sangre y barro que ve ante usted, hay otra Iglesia, infinita e invisible, cuyos estandartes se alzan fuertes hacia el cielo. Esa Iglesia vive en las almas de los millones de fieles que aman a Cristo y su mensaje. Resurgirá de sus cenizas, llenará el mundo, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella"

Próxima parada, David Safier.

viernes, 1 de marzo de 2013

Tuti avanti; tu, paranti

Todo avanza en rededor de ti. El tiempo no te espera y marcha insostenible hacia el futuro, ahora presente. Tú quedaste atrás hace varias paradas atrás y sólo te montas en ese tren de papel en paradas contadas y siempre tras ingentes saltos que consumen tus esfuerzos.

No te apresures. No te agobies. Es hora de que entiendas de que funcionas de otra manera, de que tu máquina no responde al mismo orden temporal que el resto de pasajeros.

Pero igual que sabes una cosa, también tienes asumido en lo más profundo de ti que, aunque eres de otros tiempos temporales, tú y tu máquina sois tan perfecta cuan reloj suizo.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Arrivederci adiós...

Los carnavaleros habrán asociado el título de esta entrada al final de un popurrí pseudoitaliano del pasado COAC, y esos no se habrán equivocado. No he encontrado otra forma de titular el texto con el que eche el telón en este bendito espacio -en otrora muy visitado y ahora dejado atrás- en este 2012.

Le damos ya la espalda al año en el que todo se iba a acabar. Al cúmulo de 365 días en el que, al llegar el 357 -día arriba o abajo-, tal y como predijeron los mayas, todo iba a reventar, y aquí Dios y después gloria. Pero no, aquí me hallo escribiendo en la última noche del año, por tanto el final, por ahora no ha llegado.

El 2012 que ya me ve el culo -perdón por la expresión que alude a esa parte de mi cuerpo que me dejé atrás con las restricciones alimenticias- ha sido el año en el que creo que sentaré las bases del futuro en muchos aspectos.

Hace varios días un archiconocido "periodista" se preocupaba por mi situación laboral tras acabar la carrera y me abría las puertas a la ilusión al asegurarme con total naturalidad: "A alguien que se curra su futuro tanto como tú, las cosas le deben ir bien, e intuyo que a ti te vendrán más pronto que tarde". Sinceramente, espero que eso ocurra con ansias, al menos parcialmente.

Esa licenciatura mencionada considero que es uno de los puntos por el cual afirmo que el 2012 es el año de los cimientos. ¿O no es un pilar fundamental de cara al futuro finiquitar esos estudios que, a priori, son los que te darán de comer en el futuro? Por si acaso la respuesta es negativa, me labro otro cimiento casi anexo al ya existente.

En lo personal también consideraría que he cimentado -y dale con la palabra- ciertos puntos. Cambios en muchos aspectos que traerán la gloria efímera, anhelada y deseada que una vez conseguida perderá magia alguna. Pero no son aspectos esos que centren, o al menos deban hacerlo, la vida de nadie. 

Y poco más que resumir del año. 365 días que han dado cabida a risas, llantos, viajes, descubrimientos culinarios, delitos, discusiones, carreras, miradas, bostezos, caricias, buenas palabras, inventos...

Gracias 2012

Bienvenido 2013. Tú sí que me traes un buen puñado de momentos inolvidables, incluso fechados todos... ¡Avanti!

lunes, 17 de septiembre de 2012

Rebobinen la película

Ya ha llegado y ya ha pasado. El final anunciado nos ha cogido por el camino y ha hecho añicos las ganas y la ilusión que teníamos para la última vez. Esa última vez casi ha terminado. Si usamos los diez dedos de nuestras manos nos sobrarían varios al contar las veces que nos reuniremos todos, desde los que nos llevamos bien, hasta los que se aguantan por compromiso; tanto los que llegan puntuales, como a los que les encanta echarle la culpa a Tussam; o los que han buscado el bien grupal, como los que han preferido ir a su aíre; o mi preferido: las que han hecho los trabajos antes de presentar la asignatura (exageración, evidentemente), como los que finiquitamos la tarea pocas horas antes de la entrega final.

La noche nos ha cogido en mitad de la nada, con planes a medio escribir, con miedo al futuro más cercano, con la incertidumbre del qué será de nosotros, ¿trabajaremos de periodistas de verdad?, pocos lo consiguen realmente.

Y diréis: ¿por qué eres tan pesado con el final?, ¿no escribiste ya una tontería en septiembre? Sí, así es. Pero hace un par de días tuve la dicha de celebrar junto a varios de esos y esas cuasis periodistas mi cumpleaños. Paradójico, el último que voy a vivir con ellos, y la primera celebración juntos. En esos instantes, con esas ideas peliculeras que tanto rondan por mi cabeza normalmente, me di cuenta de que esa secuencia debía pertenecer al final a cámara lenta.

La Torre del Oro, como ya hizo en noches anteriores, vigilaba nuestro comportamiento. La música, aunque digan lo contrario, ponía una banda sonora muy acorde. La melancolía propia del momento la añado ahora, cuando he sopesado lo que hicimos y he caído en la cuenta de que muy pocas veces más estaremos así.

Probablemente estos compañeros que deje atrás en la vida, pero presente en la memoria, como ya dije, no sean los mejores. Las críticas de unos a otros han caído cuan llovizna incesante. La sinceridad ha causado problemas -aunque también ha traído paz-. Los comentarios inoportunos han sido una constante. Los egos de alguno de nosotros -y aquí me incluyo- han salido a la luz en demasiadas ocasiones. Pese a todo, no cambiaría a esta gentecilla por nadie dentro de la FCom. Han sido mis derechistas (que no, señora, que no son fachas, que se sientan en la derecha, sólo eso), y en ello insistimos el último primer día de Periodismo.

No sé si publicaré esto (escrito en la madrugada del 15 de junio). Si lo hago, y a alguno le da por leerlo, sé que quizás me preguntará a quién me refiero en los ejemplos que he puesto por aquí arriba. No contestaré, cada cual que se autodesigne, si lo ve oportuno, un lugar. Aunque creo que son fáciles de adivinar.

Y ahora, por favor, que alguien le dé al botoncito de rebobinar, que quiero volver a vibrar con todo esto, una vez más. Gracias.

Posdata: He releído esto en la madrugada del 17 de septiembre de 2012. Ya, casi todos, hemos cumplido nuestra parte del contrato. Somos licenciados en periodismo y miramos a la vida de frente, aunque ella se empeñe en darnos la espalda.

He vuelto a leer esto y un escalofrío ha recorrido mi cuerpo al leer eso de "el último primer día de Periodismo". Pensaba que no me iba a costar tanto haber terminado esta etapa. Que sólo iba a ser una más. O que al menos no me iba a costar tanto como cuando dejé atrás aquel maravilloso segundo de bachillerato. Pero sí, se echará de menos la tercera planta de la Facultad. Se echará de menos lo vivido allí, se añorarán muchas cosas que ya, y ahora soy consciente por primera vez, forman parte de la historia.

Gracias

viernes, 6 de julio de 2012

Marcas en la vida

La vida es caprichosa. En un intervalo de tiempo pequeñísimo ha decidido acabar con un par de etapas en mi vida, de un plumazo y sin mediar palabra. No hay vuelta de hoja.

¿Has pensado alguna vez en que la vida sea algo así como una puerta? La abres a quien quieres, se cierra a los demás si no deseas enseñarla, sufre con los golpes que le dan, a veces se mueve al gusto de alguien, ve a mucha gente pasar por delante suya... Y también es frágil a los agentes externos.

De eso me di cuenta al retirar una pequeña placa con sus respectivos nombrados y que estaba colocada en la puerta principal de una casa que ya forma parte de la historia, mi historia. Se veía de manera muy nítida que ahí había habido algo durante muchos años.

Quizás la vida sea igual. Cinco años con sus febreros, sus junios y sus septiembres, incluso sus diciembres. Con sus cenas de Navidad, de fin de curso y alguna que otra barrilada. Alrededor de 1827 días inmersos en una carrera que ya ha visto la meta. Una competición en la que se ha tenido como aliados a una pequeña cantidad de gentecilla que ha moldeado, más o menos, la vida de uno mismo, siempre hasta donde se les ha querido permitir, claro está.

Aquí acaba todo. En nuestras vidas, como en aquella puerta, quedarán marcadas muchas vivencias, risas, enfados, chistes, tonterías, discusiones, trabajos, sinsabores o deseos frustrados... imposible enumerar más. Todo ello nos ha formado, y no digáis que no, nos ha cambiado. Ninguno será igual de como entró, principalmente porque se entra con 18 y se sale con 23, casi nada.

Esta ha sido la última cena, la última salida, y quien sabe, quizás la última vez que nos veamos. Es hora de mirar al futuro, y aunque el panorama no sea alentador, hay que echarle tanto valor como a un examen de TI o de Estructura habiendo estudiado únicamente el día antes, no queda otra.

Y al final, después de todo, se les echará de menos... En definitiva, compañeros, un placer haber compartido con vosotros este viaje que aquí tiene su punto y final.

Hasta luego y hasta siempre; recordad, Salud y Buen Viaje.


sábado, 16 de junio de 2012

Brevedad VII

Si todos esos que a diario te vuelven la cara, ignoran tus palabras, tus ideas o tus dibujos sobre la vida, supieran en quién puedes llegar a convertirte, te mirarían a los ojos con miedo a perderte y tener que disfrutarte en la lejanía. El problema, es que no llegarás a ser nada de eso y los ojos siempre tornarán hacia la dirección opuesta.

martes, 12 de junio de 2012

«Creceré por ti»

He cerrado la última página de 'Si tú me dices ven lo dejo todo... pero dime ven', de Albert Espinosa. Descubrí la literatura del catalán poco antes de salir para La Habana el pasado mes de abril. Tenía ganas de leer durante el vuelo a la otra punta del mundo (aunque al final lo haría poco) y el 'duty free' iba a ser el mejor lugar para buscar, en gran medida al azar, lo que devoraría durante horas.

He de admitir que mi primera opción era alguno de los libros de Risto Mejide, pero nada había en la tienda de prensa con la autoría del polémico personaje, así que más a la aventura que a otra cosa, empecé a buscar libros que por su apariencia (sí, me fijo en la apariencia, en la portada, para coger un libro), reseña trasera y por su precio -no podía gastar mucho sin ni siquiera haber salido de España- me atrajera. Y ahí me encontré con "Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo". Me gustó, con ciertos puntos cómicos.

Pero no estoy aquí para hablar de este libro, la selección de textos me ha dado por comenzar con la segunda obra leída. Un libro suministrado por una buena compañera de clase y que me ha proporcionado buenos ratos de desconexión entre tanta actividad periodística. 

Empecemos con los textos. No son muchos, empecé tarde a seleccionarlos, y una vez tuve la idea no iba a releer lo pasado. Y no pienso comentar nada sobre ellos, nada de contextualizar. Cuantos menos detalles dé sobre el propio texto, más se centraréis en captar la idea de lo que me ha gustado, y menos os desvelaré, así que allá vamos.

«La vida me ha recordado en numerosas ocasiones que siempre hay un peldaño inferior al inferior y también uno superior al superior»

«El universo conspira a favor de los que lo mueven. Y esos son los que lo paran. ¿Tú quieres mover el mundo o que te mueva?»

«Y cuando alguna vez estés perdido y no tengas rumbo fijo, juega al "qué haría otro si estuviera en mí..."»

«Recuerda algo tan sencillo como que querer es siempre más valioso que ser querido»