lunes, 31 de diciembre de 2012

Arrivederci adiós...

Los carnavaleros habrán asociado el título de esta entrada al final de un popurrí pseudoitaliano del pasado COAC, y esos no se habrán equivocado. No he encontrado otra forma de titular el texto con el que eche el telón en este bendito espacio -en otrora muy visitado y ahora dejado atrás- en este 2012.

Le damos ya la espalda al año en el que todo se iba a acabar. Al cúmulo de 365 días en el que, al llegar el 357 -día arriba o abajo-, tal y como predijeron los mayas, todo iba a reventar, y aquí Dios y después gloria. Pero no, aquí me hallo escribiendo en la última noche del año, por tanto el final, por ahora no ha llegado.

El 2012 que ya me ve el culo -perdón por la expresión que alude a esa parte de mi cuerpo que me dejé atrás con las restricciones alimenticias- ha sido el año en el que creo que sentaré las bases del futuro en muchos aspectos.

Hace varios días un archiconocido "periodista" se preocupaba por mi situación laboral tras acabar la carrera y me abría las puertas a la ilusión al asegurarme con total naturalidad: "A alguien que se curra su futuro tanto como tú, las cosas le deben ir bien, e intuyo que a ti te vendrán más pronto que tarde". Sinceramente, espero que eso ocurra con ansias, al menos parcialmente.

Esa licenciatura mencionada considero que es uno de los puntos por el cual afirmo que el 2012 es el año de los cimientos. ¿O no es un pilar fundamental de cara al futuro finiquitar esos estudios que, a priori, son los que te darán de comer en el futuro? Por si acaso la respuesta es negativa, me labro otro cimiento casi anexo al ya existente.

En lo personal también consideraría que he cimentado -y dale con la palabra- ciertos puntos. Cambios en muchos aspectos que traerán la gloria efímera, anhelada y deseada que una vez conseguida perderá magia alguna. Pero no son aspectos esos que centren, o al menos deban hacerlo, la vida de nadie. 

Y poco más que resumir del año. 365 días que han dado cabida a risas, llantos, viajes, descubrimientos culinarios, delitos, discusiones, carreras, miradas, bostezos, caricias, buenas palabras, inventos...

Gracias 2012

Bienvenido 2013. Tú sí que me traes un buen puñado de momentos inolvidables, incluso fechados todos... ¡Avanti!

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