martes, 31 de agosto de 2010

Tirado en el diván

Uno: Hola, buenos días, doctor, tengo un problema.
Doctor: ¿Qué le ocurre?
Uno: Mi subconsciente me ataca con sueños subliminales.

Malaje: La culpa es tuya, a mi no me hagas cargar con el muerto.

Uno: La culpa no es mía doctor, de verdad.
Doctor: ¿Cómo?, ¿qué?

Malaje: Vamos a ver, buen hombre, que este chaval es tonto y yo se lo recuerdo cada vez que puedo, pero yo sólo soy la vocecita que se lo recuerda. Además, nada más que hago continuar situaciones inacabadas, que él mismo tendría que haber concluido.

Uno: ¿Lo ve usted?, harto me tiene. Que si no concluyo la jugada, que si me falta un hervor... un día de estos lo mato.
Doctor: Hombre, yo que usted eso no lo hacía, ese Pepito Grillo va con usted, es algo intrínseco, va unido a usted mismo, y si lo elimina se irá usted con él.

Malaje: ¿Ves?, soy tan tuyo como tú mismo y debo opinar en todo lo que te acontezca. Así que ve apuntándote en una libretita las cosas que debes hacer, chavá, que me tienes contento.

Uno: Doctor, me voy marchando con este a otra parte que aquí no arreglaremos nada. Este subconsciente mío me trae por la calle de la amargura...

Malaje: ¿A ti no te gustan tanto los pasos?, pues mira, por lo menos te llevo por una calle con nombre de cofradía.

Uno: Y encima se cree gracioso, tesquieí ya... Lo siento doctor, no le molesto más, creo que la lucha con esto va a ser sólo mía, un pulso a ver quien puede más, o al menos, a ver si consigo contentarlo. Gracias por todo.
Doctor: Nada, con Dios... y con 50€, por favor, que aquí la cosa no es gratis.

Malaje: Págale ya a este señor hombre ya, y estate atento, que voy a dictarte unas cositas para las próximas...

Doctor: Yo no me entero de nada...
Uno: Ni usted ni nadie que lea esto, no se preocupe.


No hay comentarios: