miércoles, 8 de junio de 2011

Dardo mortal; sonrisa complaciente

Repasando una de esas carpetas en las que tienes un batiburrillo de fotografías (de distintos años, distintas celebraciones, distintos lugares, distintas personas...) hay una que te llama especialmente la atención en su vista en miniatura. Con curiosidad por recordar aquello la abres y te topas con una imagen mil veces vista, pero que, sin saber la razón, ahora te eriza la piel.

El dardo te ha llegado hasta lo más profundo del corazón y todo tu ser se resquebraja desde dentro. Mientras, eso que llaman el espejo del alma, la cara, esboza algo muy distinto. Una sonrisa se dibuja en tus labios y te hace sentir extraño. No entiendes nada y ahora te toca marchar, reflexionar y buscarle una explicación a la sinrazón. Te has hecho daño a ti mismo pero en el exterior reflejas otra cosa muy distinta...

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