martes, 27 de septiembre de 2011

Un final a cámara lenta

Lunes 26 de septiembre de 2011. Son la siete de la mañana. No recordaba que a esa hora aún el sol ni siquiera manchara tibiamente la fachada de los edificios del barrio, es noche cerrada. Desde hacía unos días, digamos semanas, tenía fijada mi mente en éste día. Llámenme exagerado, lo seré, pero sabía que éste era el principio del fin -el concepto de tempus fugit debe estar presente, ¡cómo no!- y con esa idea comenzó esa mañana.

El princpio del final de la carrera de Periodismo lo marco aun a sabiendas que en el último año pueden ocurrir un sinfín de cosas que restarían importancia a todo lo que hasta ahora cuenta con un rinconcito en el recuerdo. 24 de septiembre de 2007, si mi memoria no me falla, todo comenzó ese día. Otra fresca mañana en la que aterrizaba por primera vez en lo que por entonces me parecía un inmenso edificio. Una ligera ruta turística por la facultad hizo las veces de presentación con el lugar, ¿la primera clase? Tecnología de los Medios Audiovisuales. "¿Se hará una presentación de la carrera el primer día?", pregunta de inexperto absoluto. La respuesta vino poco después de manera rotunda: no, y para colmo, ya comenzábamos a coger apuntes. ¡¿Pero cuál es la metodología a seguir en este sitio para las explicaciones?! Por entonces los proyectores aún no eran nuestros amigos y el seguir una lección sin libro resultaba extraño. Ahora, los proyectores son de la familia, las "lámperas" que sustituir son como hermanas y el tener un libro delante para seguir la explicación de un profesor es algo inimaginable.

En mi mente mezclo imágenes de un primer curso en el que todo lo veía grande, dejar atrás un grupo de gente por el que casi dabas tu vida para conocer a otro que a saber qué te ofrecería. Al final ofrecerán mucho, ¡muchísimo!, pero eso sí, hasta segundo no empecé a dar con ellos definitivamente, todos saben quién son. Un profesor que me acusa de criticarlo en un foro de Internet (pronto nos volveremos a ver, nos vimos en el principio y nos vemos en el final, esta vez gano yo, que lo sepas), aunque no sería yo el único "forero acusado" en el grupo, que aparece por ahí para meter miedo. Y en definitiva, una etapa difícil, con hechos que marcan una vida para siempre y de los que hay que levantarse en plenos exámenes...

Cierro los ojos y me veo pasando ya por segundo. Aquí comienza todo hasta llegar a hoy. Un tío que por entonces carecía de caracoles, otro que ya comenzaba con su radio y sus cosas, una de las chicas más legales que puedan pulular por ese edificio blanquirrojo, pasando como no por la alcalareña que hay que soportar desde bachillerato, a una vasca y una cordobesa que aparecieron de la nada en Navidad. "-¿En primero estabais en nuestra clase?", nos preguntábamos mutuamente, completamentes desconocidos los unos y los otros. Por entonces también llegó otro tipejo, "sé como le llaman, ¿pero cuál es su nombre de verdad?", y como no, un chaval apenado... aunque oíga, ahora es todo lo contrario, digamos que ha 'digievolucionado'. ¿Unión?, un poco. Todos estos formaban por entonces un grupo de locura, molaba y todo. Año de SingStar's, locuras fotográficas y, en definitiva, demasiado divertimento.

Segundo, segundo... ¿ese año en el que a un profesor muy temido le encantaba sacar un reloj de cadena?, ¡eso es! También tuvimos por entonces a otros dos profesores eternamente recordados. Uno por explicar la historia a su manera, tenía dotes de monologuista según alguno; el otro por algo parecido, aunque lo suyo fuera la publicidad. No se me puede olvidar que aquí forjamos una de las mayores historias de guasa que nos duró hasta bien entrado tercero. Más de un año de risas para unos, sufrimientro para otro. ¡Grandes!

¿Estamos en tercero? Esto se hace largo. Horas de lo que alguno calificó de peloteo al profesor, año del nacimiento de la 'Liga Derechista', ¡no malgastamos horas discutiendo sobre Comunio aquel año los que formábamos parte del sector masculino! Clases por la tarde, horas de grabaciones frente a una cámara, recorrerse Sevilla, sentir por primera vez hasta dónde puedes llegar siendo periodista... hasta un desfile de moda te sorprendía. Llega la aparición estelar de una muchacha que romperá los cimientos mentales y sentimentales del de los caracoles.

El penúltimo.  El cisma. Disparidad de opiniones, más horas de grabación, más horas de edición de vídeo y muchísimas más horas en un plató de televisión. Siempre conseguimos sobreponernos... Las cosas no pueden seguir así. Clases con un profesor peculiar, apuntes que año tras año pasan de generación en generación son nuestra única, primera y última esperanza. El año de los suplementos, el año de las revistas. Aquí ya nada es igual. ¿No se te olvida alguien y algo?, sí, cierto. Un nuevo personaje desertor de la tarde desembarca en las horas de la mañana. Cuarto: el curso en el que por fin el emprendedor nato vio cómo nos pusimos manos a la obra para trabajar en uno de sus locos proyectos, ¡qué desastre de programa!. Que alguien lo pare, que ahora le ha dado por pensar otra vez. Aquí alguno tuvo la oportunidad de estrenarse en un medio de comunicación de verdad. Hastiado por lo difícil que se hacía compatibilizarlo todo, alguno aprendio más en seis meses de becario que en cuantro años entre cuatro paredes. Por cierto, aviso varios meses después, yo fui el culpable.

Y quinto. Nada que decir, aún. ¿Ilusiones?, ¿miedo?, ¿ganas de echar el resto? A veces uno piensa que éste ya es el final después de cinco años, y aunque todavía quedan no sé cuantos días por delante en el curso, ya se le ve la salida del túnel.

Un túnel del que quiero recordar momentos muy concretos. "Ey bombón, tienes piel de melocotón...", uno con ese rollo, otro fue más de atraer presas en la biblioteca. Tonterías en un estudio fotográfico. ¿Alguien pensaba que en la universidad se pudiera jugar a los Playmobil en plena clase de Historia del Periodismo?, yo lo hice, ¡y vaya fiesta que se montaron los chavales! Ataque masivo a una cuenta de Tuenti, enfado monumental, risas infinitas. Burdos malentendidos que dieron paso a historias más que divertidas e interesantes. Gente irrespetuosa que no respeta que a mi gente le guste hablar en clase y manda callar de mala manera. Traspaso de hojas de exámenes en plena prueba...

Quiero volver a hacer un viaje exprés a Cádiz junto a otro periodista el día antes de un examen sin haber empezado estudiar, leer los apuntes de madrugada y aprobar. Quiero que a otra muchacha le dé por interrumpir un examen dando gritos y para hacer un extraño trabajo oral. Locos hay en todos los sitios, aquí, demasiados. Quiero ver cómo dos tíos forman un extraño dueto y causan sensación en una reunión alcohólica. Quiero volver a discutir de manera intensa con todo el que se me ponga por delante, eso sí, el acuerdo mutuo siempre es posible. Quiero estudiarme otra asignatura la misma madrugada del examen, hacer seguimiento cibernético nocturno con otro loco que hace la misma tontería, empalmar, hacer la prueba y aprobar.

Quiero ver todo eso, y otras tantísimas cosas que ya se me olvidan, y que todo pase a cámara lenta... como el final de una buena serie, y eso sí, con una canción lacrimógena.

No serán los mejores estudiantes, ni los mejores compañeros, ni los mejores operadores de cámara, no serán los mejores redactores, ni tampoco los mejores maquetadores... pero como esos cuasi periodistas: pocos.

Epílogo: Perdón a los que no menciono, no quiero dar nombres, ni de los que están ni de los que no están. Como diría alguno, ni están todos los que son, ni son todos los que están... Y perdón también por escribir algo tan larguísimo. Se me ha ido de las manos, llevo cerca de una hora escribiendo y esto carece del sentido que quería darle desde que se me ocurrió la idea. Si has llegado a este punto, esto significa que lo has leído entero. Espero os sirva esto como pequeña devolución de todo lo que hayan podido aportarme en estos cinco años.
Salud y buen viaje.


1 comentario:

Unknown dijo...

Javié siempre sorprendiendo! genial tio ;)